Alexandro Ortega

EL autor hace una apuesta a la juventud como, como aquellos que pueden transformar o hacer un cambio en la cultura. Menciona a algunos ejemplos, ser joven no es sencillo, pues representa valores auténticos, podríamos decir que son los valores de alguien que no está condicionado totalmente por el sistema y la estructura, ni por las instituciones. Me hace pensar a los jóvenes como unos seres humanos honestos, libres de muchas pretensiones sociales. Supongo que por eso en la mayoría de los movimientos siempre se tienen presencia de los jóvenes. Como joven y artista que trato de ser, muchas veces me he topado con contradicciones, a veces se tiene una inseguridad, pues los mayores algunas veces parecen tener ideas tan arraigadas que no dejan lugar a los jóvenes y a sus propuestas, tanto en el arte como en los ámbitos sociales. ME hace pensar en un tipo de vanguardia cultural, social. Me recuerda a esta frase de "Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica...

El texto me hizo reflexionar sobre la especificidad de las cosas en el arte, realmente una cosa acotada como un público concreto o un fin concreto termina por limitar y matar las cosas. Esto creo que tiene mucha relación con el pensamiento posmoderno. Realmente las esferas de cultura deberían expandirse, ya no abordar los temas por los expertos y para los expertos. Considero que eso hace que a poca gente le interese el arte, basta con salir a la calle y ver todo el caos y la falta de humanidad en la que la sociedad está inmersa. El texto menciona sobre las dificultades del arte en la contemporización de sus representaciones, pareciera que ahora la sociedad está esquizofrénica, no podemos afrontar las problemáticas estéticas de nuestra generación y volteamos al pasado con miradas superficiales, sin acción ni análisis político en el ahora, la inacción y la pérdida de las subjetividades. Por una parte el arte se ha separado de tareas concretas o fines específicos y eso está bien, pero ...